Hace unos días, la tarde del último día de abril, nos reunimos en los locales de elmuro un grupo de gestores culturales preocupados por el tema de cómo saber más de los públicos, cómo conocer sus gustos, opiniones, deseos, críticas. Respondíamos a una iniciativa del inquieto Raúl Ramos que había invitado a Stuart Nicolle, de Purple 7, a presentar su empresa, dedicada precisamente al estudio y análisis de las audiencias en cultura. Allí estaban, prestos al debate y generosos en sus aportaciones José Luis Rivero, Grego Navarro, Carlos Sánchez, Rosa Molleda, Alicia Moreno, entre otros muchos. Saber, conocer es la condición sine qua non para hacer política cultural.
En España sigue siendo infrecuente la preocupación por saber de los públicos, probablemente por el desmesurado peso que tiene en la cultura el dinero público y el funcionariado. Y por el exagerado valor que las organizaciones dan a sus propios productos, de los que suelen estar enamorados ciegamente. Purple 7 evalúa e informa estadísticamente cada día para sus clientes quince millones de entradas, una información que teatros y organizaciones emplean para comunicarse con sus clientes buscando su plena satisfacción.
En nuestro país ni siquiera las empresas de ticketing se han preocupado por extraer datos de sus ventas y aportarlos para mejorar la relación con los clientes e incrementar la demanda. Pero el problema de fondo es previo: el sector, los agentes que intervienen en la creación y en la exhibición de arte en España, están poco preocupados por conocer a sus públicos. Y la preocupación por conocerlos, por comunicarse con ellos, es paso primero e imprescindible para que el sector: teatros, compañías, gestores culturales, se relacione mejor con los públicos.
el blog cultural de robert muro 
Comparto los comentarios sobre el tema. Es una situacion donde quieren desarrollar las industrias culturales y desconocen como hacerlo. El origen del problema viene de la creencia que el las manifestaciones culturales y artisiticas deben ser realizadas «por arte de magia», sin querer darse cuenta que el mundo donde deben desarrollarse las actividades culturales compite con otras formas de devertimento.
En mi caso, que vengo del marketing clasico, conozco las tecnicas en otros sectores, y debo de decir, que nunca en España el marketing ha tenido arraigo y credibilidad. Es nuestra forma de pensar, nuestra historia y nuestra educacion. Pero esta «creencia» arraigada en las mentes de todo tipo de agentes culturales, esta basado en la poca tradiccion que tenemos en la creacion de empresas en general y de la inexistencia de industrias culturales en particular. Solamente en los ultimos tiempos, con la internacionalizacion de nuestra economia, se ha necesitado una «imagen de marca», algo que nos identifique en el mundo. Esperemos que la internacionalizacion de las empresas españolas hagan nacer la necesidad de marketing estrtegico y luego un marketing mucha mas tactico.