La relación entre productores de arte con los gestores de exhibidores es una relación demasiado desequilibrada a favor de los segundos que hay que corregir. La pasada semana fui a ver al teatro Amaya, Orquesta de señoritas, dirigida por Juan Carlos Pérez de la Fuente. Iba invitado por Juan Carlos Naya uno de los estupendos actores que pone en pie la obra. En la puerta me encontré con el histórico productor Juanjo Seoane. Su conversación giró, como las de casi todos los creadores o productores en los últimos tiempos, sobre la brutal subida del IVA que está ya disuadiendo a muchos públicos; sobre los escasísimos ayuntamientos que contratan y de las condiciones de taquilla que imponen desde hace un año; sobre la morosidad institucional que ahoga a tantas y tantas compañías. Algunas de estas cuestiones se resolverán más temprano que tarde; otras, aunque se moderarán, forman parte del nuevo panorama relacionado con la situación económica y solo cuando ésta cambie, podrá cambiar en alguna medida el escenario de las artes.
También se quejó de las duras condiciones que imponen los empresarios de teatros para entrar en sus salas de Madrid y Barcelona a hacer temporada. Empresarios que a cambio del teatro y su servicio, exigen ir a media ganancia, es decir, ir al 50% de la taquilla. Descontando los derechos de autor y otros pequeños gastos, ese reparto deja a las compañías que se arriesgan menos del 40% para hacer frente a todos los gastos salariales, técnicos, publicitarios, y a la amortización de la inversión realizada y al necesario beneficio para seguir adelante. No parece equitativo, sin duda. Y ese modelo no depende del gobierno, sino de acuerdos sectoriales que evidentemente hay que revisar. La creación, el riesgo de producir espectáculos de calidad y con el número de intérpretes necesarios (no dos o tres) exige como contrapartida las mejores condiciones posibles. Para ambas partes.
Un reparto más adecuado, para empezar, podría ser el 60% para la compañía y el 40% para la sala. Eso, o que los empresarios de teatros incrementen su inversión en promoción y publicidad.
Esta situación me recuerda la de los campesinos, cansados de que su sudor por un kilo de tomates les proporcione 20 céntimos, cuando el distribuidor-vendedor lo cobra, a 3 euros (precio barato, eh). Los creadores de arte deben negociar con los empresarios de teatros un nuevo reparto de la taquilla, especialmente con aquellos que imponen condiciones leoninas arriesgando poco en la programación.
Los empresarios de paredes saben todo esto, y saben que deben revisar sus condiciones porque los creadores son imprescindibles. Saben que un mes sin programación teatral en Madrid, fruto del acuerdo de todas las compañías para revisar las históricas malas condiciones de entrada a los teatros, bastaría para forzar nuevos acuerdos.
NOTA
Los precios también han de ser revisados a favor de los públicos. ¿Por qué la entrada a una obra con nueve actores y una potente escenografía tiene el mismo precio que otra en la que trabajan dos actores en cámara negra? ¿Por qué el beneficio no tiene relación con la inversión? Los abusos deben acabarse y éste es el mejor momento para empezar.
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Lo que menos justo parece es que primero se reparte la facturación y luego se aplican los gastos. En cualquier otro sector se hace reparto de beneficios, es decir, ingresos menos gastos y luego ya hablaremos de cuánto queda para cada uno y si lo justo es la mitad o menos. Muy de acuerdo con la revisión de modelos económicos en el sector cultural, ahora más que nunca!
Como compañia debo anotar un nuevo hecho que se añade a la lista de cosas a cambiar: ultimamente los ayuntamientos nos están exigiendo un seguro de responsabilidad civil y un depósito (de una media de 500€) igual que cuando alquilas un coche, por los posibles daños que podamos ocasionar en el teatro como consecuencia de nuestro espectaculo. Este deposito no lo recuperas al finalizar tu trabajo, a veces pasan meses hasta que no lo recuperas, despues de pelearte con todo el personal del ayuntamiento, etc… por no hablar de que el reparto de la taquilla (que cada vez te llega mas tarde) se hace mal, ya que del total, la compañia debe de hacer una factura incluyendo el iva, no sumandolo, etc…podria seguir pero me entra mala ostia!!!! Por cierto: como somos masocas, el próximo 24 de enero estrenamos la programacion del nuevo espacio en Madrid El Sol de York, con el proyecto: Yaacobi & Leidental de Hanoch Levin. Saludos!
Hola Robert:
Soy Javier Ortiz. Como sabes, abro la sala El Sol de York en el corazón de Madrid. Entre mis condiciones no sólo entra el 60% para la compañía y el 40% para la sala, como propones. Además, me he comprometido a colaborar con las compañías y con la Unión de Actores para dignificar este oficio y ayudar a las compañías a minimizar el riesgo: si la recaudación no llega para pagar a cada actor de la obra teatral la cantidad de 72,94 € que estipula el Convenio de la Unión de actores de Madrid, la sala aporta la diferencia. Y habrá más sorpresas (espero que buenas) Un abrazo. Espero que este post no se convierta en un arma arrojadiza y poder hacerlo sostenible. Como tantas otras cosas de las que se habrá hablado en Mercartes, hace falta.