La campaña electoral ha sido una limpieza étnica para muchos temas verdaderamente importantes, arrumbados por el enfangamiento y el engolfamiento en que ha devenido parte sustancial de la política en nuestro país. Hasta la televisión, sobre todo la televisión, ha sido el escenario privilegiado para alcanzar tan bajas metas.
Uno de los temas tan importante como missing es el de la Cultura. Nada sabemos de lo que tirios y troyanos quieren hacer tras las elecciones. Probablemente porque ni ellos mismos lo saben. Casi seguro porque no les interesa lo suficiente para saberlo. Bueno, es cierto que alguno ha hablado de bajar algo el IVA al consumo cultural: todo un alarde de novedad y compromiso. Eso sí, si las circunstancias lo permiten, claro. ¡Como si el IVA fuera el único o el principal problema de la cultura en España¡ Rebuznan, luego pueden cocear.
Lo grave, lo verdaderamente trascendental, no es que los partidos políticos tengan esa escasa consideración con la cultura, el alimento espiritual de las personas y de las sociedades, no lo olvidemos; no, lo relevante e ilustrador de la situación es que cuantos son sensibles a esa componente de lo humano han visto pasar la película electoral sin levantar la mano para preguntar de lo suyo. Lo definitivo es que cuantos sentimos que la cultura son las carreteras por las que transita la imaginación, la creatividad, el alma de las gentes, no hayamos dicho ni pío.
Para más adelante, como tantas otras veces, queda la tarea de centrar el tiro de las exigencias mínimas, ese programa básico del que en muchas ocasiones he hablado, que debería configurar el horizonte de la acción de la cultura y de la sociedad misma para construir futuro.
En el Génesis, Yahveh contestaba a Lot, que le pedía que no destruyera las corruptas ciudades de Sodoma y Gomorra, que no lo haría si hubiese un justo en ellas. Qué metáfora. Hoy, hambriento como me encuentro, admitiría, bajando el nivel de exigencia, que cualquier partido merecería ser votado desde la perspectiva cultural si tuviera tres o cuatro compromisos importantes en su programa; dos o tres compromisos en su programa. Dos o uno. Algún compromiso relevante y diferencial en su programa.
¿Con cuáles me conformaría?
Uno, sí, con la bajada del IVA al 4% -porque el alimento espiritual no debe tener impuestos-. Pero el 4% debe aplicarse tanto al consumo, como a la producción, porque quienes generan arte y cultura no deben ser tratados como si se dedicaran a la banca, a la energía nuclear o al tráfico inmobiliario (me limito a recordar la diferencia que para la cultura establece la Constitución). Limitar el problema impositivo de la cultura solo a quienes compran entradas es demagógico y mortífero para los creadores y las organizaciones creativas.
Dos, una legislación que articule, facilite, provoque, ayude… a que los ciudadanos y las empresas colaboren en el devenir cultural. Una ley que facilite la aportación de fondos económicos a la producción de cultura, y que al mismo tiempo favorezca la implicación de la sociedad en el devenir del arte y al cultura en España. Algunos la llaman reduccionistamente Ley de Mecenazgo. Visto lo visto, me conformaría con una que no fuese mala, copiada de algún país de esos de allende Pirineos que nos llevan alguna ventaja en esto.
En realidad sería suficiente con cualquier cosilla: un plan nacional de promoción e impulso de la lectura, la recuperación porcentual en los próximos presupuestos de las cantidades recortadas los últimos ocho años, el acceso a todos los cargos públicos culturales de designación mediante convocatorias democráticas y transparentes y con contratos programa, la presencia en lugar preferente de la cultura en la acción exterior, la incorporación destacada y relevante del arte y la cultura a los medios públicos de comunicación…
Unos pintxitos, vamos, pero que expresen la apuesta decidida por un cambio de fondo en el “hacia dónde” vamos todos y hacia dónde la cultura de España. Porque la responsabilidad de lo que afecta a todos, es esencialmente pública.
Casi nada, es verdad. Unas minucias.
Lo dicho, daría mi apoyo a quien prometiera y comprometiera alguna de estas medidas. Una tan solo. Incluso una que oliera a una. Pero, ¿hay un solo (partido) justo?
Como Lot, me preparo para salir de la ciudad este domingo.
Y no volveré la vista atrás.
NOTA: Más de un mes sin escribir un post, y mira que había temas, eh, pero los tiempos mandan. Ahora que la dulce Navidad acecha, habrá seguramente tiempo para otro antes de que acabe el año.








