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MadFeria: pensando al futuro

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Esta semana estuve en MadFeria, la feria promovida por ARTEMAD, la asociación de empresas productoras de Madrid, y cuyo responsable artístico es Eduardo Pérez Rasilla. Me habían llamado para coordinar un debate reflexivo sobre la situación de las artes escénicas en el que estuvieron representantes de la danza, el teatro de calle, las salas alternativas, el teatro para niños y las nuevas tendencias. A todos ellos les propuse antes de empezar que elaboráramos frente a la situación una especie de mapa de oportunidades que recogiera el análisis pero sobre todo definiera los terrenos por los que el conjunto y cada organización debe deambular en el inmediato futuro para afrontar mejor su supervivencia y su crecimiento. No era fácil debido a la guerra declarada por el gobierno, comunidades y ayuntamientos a la cultura, la sanidad y la educación. A las que están privando de presupuestos para pagar unas deudas que ahora sabemos que creó un sistema corrupto.

No era fácil, pero lo hicimos.

De todas las intervenciones me quedaría con un puñado de ideas clave. Una, en la que coincidieron Alberto García de los Salmones y Víctor Torres, plantea al sector la necesidad de cohesionarse y establecer una línea de trabajo conjunta que rompa la fragmentación y fomente un frente unido de alternativas. Por mi parte añado que hay dos condiciones previas: encontrar un liderazgo y mirar más allá de los propios problemas.

Otra aportación clave fue la necesidad de avanzar hacia la cogestión de los espacios culturales públicos poco o mal utilizados debido a la caída presupuestaria. Las organizaciones culturales tienen ahí un terreno de crecimiento gestionando y llenando de contenidos los centros culturales, teatros y auditorios y ofreciendo en ellos ejemplos de colaboración público-privada. Las residencias de compañías de creadores es un ejemplo concreto en esa dirección.

Juan de Torres proponía una profunda renovación de los sistemas de ayudas a la creación, que deberían incluir fórmulas de retorno de la inversión. Es decir, como si las ayudas fueran préstamos públicos a devolver cuando los productos artísticos tuvieran ingresos y hubieran cubierto inversión. Una vieja propuesta que hoy se hace imperiosamente urgente y que a buen seguro contribuirá a la maduración de muchas organizaciones.

Se habló también de la necesidad de orientar las creaciones desde su origen hacia la internacionalización, dado que nuestro mercado natural va mucho más allá de nuestras fronteras. Y la imprescindible labor de diversificación y aclimatación que ello implica para las organizaciones.

Por mi parte, diría que la otra oportunidad, que apenas se dejó oír en el encuentro, es la de que  las organizaciones conozcan y se vinculen estrechamente a sus públicos. Los destinatarios de la acción artística y cultural son hoy, en plena crisis, el difícil territorio fértil en el que crecer; y para mañana, la garantía de supervivencia y desarrollo. Y más allá el sentido mismo del arte. Su destino.

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Kit elmuro de supervivencia para 2013

Fotos KIT

Cada año, a mediados de diciembre, elmuro lanza para sus amigos y para aquellas personas con las que se relaciona, el Kit de supervivencia. El Kit es una suma selecta de poemas, pensamientos, relatos breves, fragmentos de ensayos…, que ayudan a entender mejor el mundo y a entendernos un poco más a nosotros mismos. O eso es lo que busca, al menos. Bueno, descaradamente busca, también, aportar una visión del mundo en la que el protagonista es uno mismo, no el mal tiempo, no el frío, no la mala gente, no la penuria… Esas cosas forman parte inevitable del marco, del paisaje en que las gentes, hermanos nuestros, desenvuelven sus vidas. Pero los protagonistas somos todos.

Creemos que el mundo puede ser transformado. Creemos que podemos robarles a los ladrones su rapiña y devolver lo robado a sus legítimos dueños, la gente humilde. Creemos que la vida es hermosa aunque debamos pedalear constantemente para evitar que la bicicleta caiga y nosotros con ella. Creemos que la compasión y la solidaridad son cosas buenas que nos hacen mejores. Creemos que lo pequeño es hermoso, y hemos de practicar el humilde, difícil y pequeño cambio que empieza por uno mismo. Creemos en el arte como herramienta guapa de transformación social.

Creemos en los otros, aunque sean malos momentos para ello; creemos en que podemos, porque sin creer la vida es más fea, más triste, más oscura. Y necesitamos belleza, alegría y luz para afrontar los retos que tenemos.

Son malos tiempos, sí, pero si aprovechamos la oportunidad de trabajar duro, de apoyarnos los unos a los otros, de hacer cada día mejor las cosas sin desfallecer… con toda seguridad estos malos tiempos nos acabarán haciendo mejores.

El Kit de supervivencia ya no es nuestro, mañana, en el primer día del invierno, será de todas aquellas personas que quieran leerlo, hacerlo suyo. Os espera en www.elmuro.es

 

 

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Diccionario-post de 2012

Cultura

Demasiadas palabras vacías para la cultura y para la vida nos ha dado este año malhadado. Entre ellas, alguna guapa.

21%: Nuevo impuesto que el Gobierno ha impuesto al consumo. Sabedor de lo poco importante que es para los rebosantes bolsillos de los ciudadanos, en cultura el incremento es de 14 puntos.

ABANDONO (de la Ley de Patrocinio): No se sabe el efecto sobre la cultura del dinero privado, pero se sabe que habían jurado acometer esa promesa en el año que acaba. Una más del gobierno que dice que a ellos que los registren y que qué van a hacer.

CONDE DUQUE: Lugar precioso y cuya reforma ha costado recientemente un platal, pero para el que sus responsables no encuentran uso. Las organizaciones culturales (que dicen que se les ocurren varios) se equivocan al pensar que ellas podrían hacerlo.

CONFERENCIA MARKETING: Una de las buenas noticias del año. Se volvió a celebrar en el Museo Lázaro Galdiano y agrupó a casi doscientas personas preocupadas ¡en estos tiempos! por cómo conocer y satisfacer mejor las necesidades de sus públicos.

ESPAÑA: País que contiene varias decenas de millones de ciudadanos que sufren sin rechistar apenas, que viajan en Metro mirando tristes al suelo y cuyos lideres se obstinan en convertirlo en un pueblo de bueyes. Miguel Hernández dixit.

EUROVEGAS: Trapacero invento inútil de la anterior presidente de la Comunidad de Madrid. Sobre la promesa de generar puestos de trabajo, los propietarios del suelo hacen suculentos negocios y se garantiza a sus gestores el incumplimiento de varias leyes y artículos constitucionales para asegurarles el negocio.

MARCA ESPAÑA: Término cuyos responsables son genéticamente incapaces de llenar de contenido. España es grande en el mundo y ellos se empeñan en jibarizarla por hacerla jugar en una liga que no es la suya. ¡Juguemos en la de la cultura y el ocio, el sol, un estilo de vida, el patrimonio, el idioma…!

PATROCINIO (cultural): Actividad que algunas empresas desarrollan en apoyo a la cultura y el arte, conscientes del valor que esas acciones aportan a su imagen ante la sociedad y antes sus clientes. Algunas de este año: las opuestas Coca-Cola y Mahou.

PECAM: Plan Estratégico Cultural del Ayuntamiento de Madrid, interesante proyecto cuya redacción está a punto de nacer y su desarrollo a punto de morir por falta de liquidez. (El anterior alcalde dejó en la caja kilos de telarañas)

PRIVATIZACIÓN (cultural): Corriente que cede sin reflexión los servicios públicos a empresas privadas, simplemente para que cuesten menos al erario, lo cual tiene dos consecuencias inevitables: una, enriquecer a los adjudicatarios; dos, empeorar bárbaramente la calidad del servicio cedido.

RECORTES: La cultura y el arte, pobrecillos, son los primeros de la lista en los recortes públicos (para lo que sirven), pero sanidad y educación le siguen muy de cerca. Más y más agujeros en el cinturón de los ciudadanos mientras el consumo de productos de lujo se incrementa escandalosamente.

SUPER GLUE: Sustancia empleada por muchos políticos y en general responsables públicos que es extremadamente útil si se extiende generosamente sobre la superficie de la silla o sillón e impide moverse sin él. Véase, Wert

WERT: Ministro de Cultura que hubiera hecho de perfecto malo  en una mala película del oeste. Sonríe mientras incendia relaciones, sonríe mientras recorta o sube impuestos, y mientras dice barbaridades, sonríe y sonríe mientras destruye cuanto toca. Cumple canónicamente la tercera Ley de la Estupidez humana enunciada por el maestro Carlo María Cipolla: “Hacer el mal sin obtener beneficio alguno a cambio”.

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El libro como emoción: leer es güeno

Nuestra época –o tal vez todas las épocas que han sido y serán- está llena de sepultureros. Gentes que alegremente encabezan el discurso de que lo viejo ha muerto y debe morir más todavía, y que hay que correr a hacerse con lo nuevo (comprarlo), tras enterrar de urgencia lo recientemente fallecido. A veces esos voceros son adelantados visionarios; las más de las veces son, sin saberlo, replicantes al servicio de quienes necesitan vaciar sus fábricas de neoproductos. Así funciona la modernidad capitalista. Una pena parece que inevitable, porque impide que las “cosas” adquieran su propia vida y se despidan cuando verdaderamente ya no son necesarias. A más del derroche que supone, claro.

Largo periplo introductorio, pardiez. La cosa viene a cuento de un artículo “paisino”, titulado El lector electrónico languidece. Sin entrar a leer ya me había yo compuesto el argumento y me decía a mí mismo, que cómo no va a languidecer si quienes leen siguen haciéndolo masivamente en papel (no son enterradores); y quienes aman las máquinas electrónicas, leen más bien pocos libros.  Yo mismo y mi hija somos dos ejemplos. En mi iPad leo informaciones y, ocasionalmente hasta libros. Pero cuando quiero disfrutar de la lectura prefiero hacerlo con un libro de papel, cómodamente sentado y degustando al tiempo un café o un vino, y armado de un lapicero entre los dedos. Prefiero levantar la mirada y dejar que se pierda en los meandros de un viaje al que me ha llevado un párrafo y en el que me he detenido (mi iPad, cuando siente que me he “ido” se apaga automáticamente). Mi hija, que maneja todo tipo de maquinamen electrónico como si lo hubiera diseñado ella misma, juega, teclea, chatea, tuentiea, viaja y disfruta sin ser consciente del tiempo. Pero todavía no conoce al capitán Achab, ni a Tom Sawyer, ni sabe de Phileas Fogg o Julieta y sus historias de capuletos y montescos.

No creo que para ser feliz, estar en paz con uno mismo y con el mundo o alcanzar la sabiduría, sea imprescindible cultivarse (que eso significa cultura), y por lo tanto leer: he conocido a buenas gentes que apenas se exponen a la cultura y que son razonablemente felices y de quienes siempre puedes esperar un sabio consejo y una excelente receta para la salud quebrantada. Simplemente a mí me gusta y lo que me gusta procuro compartirlo. Y eso es lo que me ocurre con el arte, la literatura, el teatro, la música, el cine…

Quizás sea, también, una manera de agradecer a Miguel Hernández, Julio Verne y Cortázar, Neruda, Melville, y tantos otros, sus palabras y sus personajes, esos que me habitaron y me hicieron.

Nada, que vivan los libros, aunque se apaguen y no se puedan doblar.

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Si jo l’estiro fort per aquí

Acabo de volver de Barcelona, donde he estado cerrando la temporada de En La Otra Habitación, de Paloma Pedrero, que ha estado en Versus Teatre, esa preciosa sala dirigida por Ever Martín Blanchet. Estuve alojado, al ladito de La Boquería, en la casa de mi buen amigo Fernando Giráldez, médico e investigador, quien me enseñó rincones que todavía no conocía. Un gran y bello viaje.

No niego que he venido a Barcelona un poco más atento a lo que viera para situarlo en el proceso político iniciado el 11 de septiembre, que parece llevar a hacer de la constitución de un nuevo estado catalán, el objetivo neurálgico de algunos políticos.

No he visto nada que me haga pensar que en esa hipotética nueva articulación no pudiera disfrutar del arte, la cultura, y las gentes de esta tierra. Las fronteras, incluso aunque se deseen fervientemente, son hoy filfa en el mundo globalizado e interconectado. Sirven poco más que para sentirse diferentes frente a otros, que también son diferentes. Todos los somos, personas, comunidades, culturas… Somos una gigantesca comunidad de vecinos en la que debemos aprender a querernos, incluso por nuestras debilidades.

Simplemente percibo que la pobreza, los malos servicios, los endémicos males de la educación, buena parte de las injusticias…, es decir, la vida de las gentes, no se mejorarán por una nueva frontera. Pero ya sabemos, porque tenemos una alta nota en ese examen, que los políticos no se ocupan de la vida de las gentes. Y me pregunto si la cultura, las gentes de la creación, del arte, aquellas que hacen su trabajo en lo profundo del alma, pueden hacer algo para mejorarla. Y lo primero que pienso es que no debemos usar la cultura para alejarnos, sino para acercarnos. Es maravilloso que una obra en español haya viajado desde Madrid al corazón de Cataluña, a mostrar sus desnudeces bellas. Y es maravilloso que el arte catalán, sus músicos, intérpretes, directores (muchos)… transiten en AVE para compartir en la meseta cuanto saben (mucho).

La creación de estados no va a alterar el amor mutuo, profesado durante siglos al margen de poderosos, banqueros, militares y políticos. Está en Serrat, Llach, Los Sirex, Miró, La Fura, Casals, Pou, Mompou, Marsillach, Tricicle, Carreras, Jarabe de Palo, Espriu, Peret, Montsalvatge, El Gato Pérez, Gas, Espert, o Cugat, por mezclar lo que mezclado está. Son de todos porque no pueden ser solamente de unos pocos. En mi memoria emocional están Pi de la Serra, o Ribalta, al lado de Miguel Hernández o Janis Joplin, y sé que lo mismo les ocurre a todos mis amigos catalanes.

Al sol otoñal de La Barceloneta, recordaba con Fernando el precioso poema “La mala reputación,” de Georges Brassens, y el escaso aprecio de  nuestra generación por las banderas. En nuestra historia las banderas suelen servir para que nos demos en la cabeza con el asta. Para reforzar lo que nos separa. Por el contrario, la cultura y el arte nos unen; es su esencia, su sentido último.

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Contra Wert: a la calle que ya es hora

Hoy el desayuno se nos atraganta con la noticia de que en los presupuestos para 2013 la cultura se reducirá en un 30%. La noticia dice, también, que en los últimos tres años la reducción global ha sido del 70%. José Ignacio Wert nos engañó, es evidente, cuando en aquellos debates post-lectorales asumía el papel de moderado y centrado intérprete. Como ministro de Educación, Cultura y Deporte ha aflorado su verdadera cara, la de un killer incendiario, un altivo exterminador.

El ministro, como otros del gabinete, ha sacado su verdadera alma cuando ha ocupado el poder, el alma negra de quien no escucha, de quien no se disculpa cuando hace daño, el alma mala de quien se cree ungido por los dioses y la verdad en exclusiva. Un exterminador al que parece gustarle el cuchillo, la tijera, la guadaña. Parece disfrutar cuando justifica la brutal subida del IVA de los productos y servicios culturales del 8% al 21%, que castiga sin misericordia a los públicos y a las frágiles organizaciones culturales. Parece disfrutar cuando, con añadida chulería, afirma que la sentencia de los tribunales contraria a los colegios que segregan niños de niñas, él se la va a saltar dictando una nueva ley que permitirá subvencionarlos. Son tantas sus barbaridades en menos de un año que no merece la pena seguir. Hemeroteca.

El texto y el subtexto de la noticia es que al Gobierno de España la cultura y el arte no le importan; que en su estrategia para el país con la segunda lengua de relación más importante del mundo, la cultura es cero.  Conviene recordar, en estos tiempos que nuestros políticos y banqueros han convertido en oscuros e inciertos, que la cultura y el arte tienen el decisivo papel de darnos identidad como sociedad y nos permiten digerir mejor el presente, entenderlo e incluso cambiarlo; la cultura nos explica el mundo y nos posiciona en el mundo. La cultura, además, aporta un importantísimo 3% al PIB.

El ministro debe irse porque está haciendo la política contraria a la prometida. El gobierno en su conjunto, si no da marcha atrás en los presupuestos de cultura, va a enfrentarse a una dura respuesta. La dignidad exige gritar basta. Y hoy, como  en ningún otro momento en la historia de la democracia, los ciudadanos conscientes de la importancia de la cultura para la sociedad y la economía, y el sector del arte y la cultura, deben plantar cara y luchar por la supervivencia. Qué pena que haya que recuperar forzadamente esa vieja palabra.

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CSI Eurovegas: “Sombras que acechan”

Esperanza Aguirre se va. Buena y mala noticia. Mala porque esa mujer bárbaramente sincera daba el mejor de los alimentos a los noticieros y a la izquierda clásica. La van a echar mucho de menos. Buena porque se va un símbolo del liberalismo más feroz, ese que antepone el derecho al beneficio individual sobre cualquier otro derecho. El que parece haber perdido la compasión por los débiles, la humanidad. El que cuenta los millones de parados por números, no por esperanzas rotas.

Viene todo esto a cuenta de Eurovegas. El promotor Adelson, de aspecto y pasado más que inquietantes, magnate de casinos en Las Vegas y otros lares, parece haber logrado derribar todas las barreras legales que le hacían poner morritos a Madrid como su sede europea. Previsiblemente se encontrará terrenos a precio de calderilla, un espacio de excepción en que parte de la legislación no se cumplirá (tabaco, derechos laborales, salarios…), exenciones fiscales, y un montón de políticos que suspiran desvergonzadamente por atraerle. A él y a sus negocios necesitados de un radical blanqueante. Si finalmente se ejecuta este proyecto recuerden dentro de diez o quince años las voces que prometían que de Eurovegas manarían fuentes de oro para los madrileños. Recuérdenlo.

En nuestro país hemos visto tantos de estos fiascos negociados entre sombras. Sí, me dirán, pero este creará empleo. Ya veremos si en número y calidad como el que ahora se promete. Ya veremos dónde paga sus impuestos este señor. Ya veremos. Las negociaciones han sido secretas y no sabemos nada. Por eso ya veremos.

En España tenemos la tendencia loca e ilusa de buscar soluciones mágicas para los problemas acumulados, esos que no henos sabido o querido resolver por el buen camino. Y lo habitual es que sea construyendo, construyendo, construyendo. Poniéndose en manos de no importa quién. Niemeyer de Gijón, Ciudad de la Cultura de Galicia, innumerables parques temáticos del que solamente Port Aventura parece haber sobrevivido, centros comerciales por doquier… Pan para hoy desconociéndose qué traerá el mañana.

De los imprescindibles estudios de públicos, de viabilidad y de impacto, de estudios alternativos que analicen qué otras posibilidades existen, de consulta a los ciudadanos o en su caso de debate transparente… nada de nada. Si estás a favor de Eurovegas eres de los nuestros y estás por generar empleo; si estás en contra eres de los malos y solo sabes hacer oposición.

La buena salida a la crisis hacia la que debemos orientarnos no puede basarse en el modelo político de Eurovegas. Un modelo de toma de decisiones, entre sombras, que sigue siendo el dominante en el ámbito de la Cultura.

Y no he dicho nada de valores morales, eh, ni de las “bellas” personas que va a atraer este tipo de negocio, ni de los costes en seguridad que lo acompañará, ni, ni. Pero podría.

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Frente a la subida del IVA, ofertas: tres post al precio de one

Debe ser este verano cargado de familiares de riesgo en segundo grado, ivas que van y ascienden a las más altas cumbres, y políticos de los que te dan tres al cuarto (de kilo), pero hasta los temas de los que hablar y comentar, importantes e incluso trascendentales, se me aparecen jibarizados. Debe ser por eso, en fin, por lo que en vez de elegir uno de ellos, me voy a echar al cuerpo, al tuyo, lector,  tres…, y medio, al precio de uno. Seguro que en los próximos meses iremos tocando de  nuevo, más detenidamente, casi todos ellos.

El IVA cultural sube hasta el 21%, es decir, en roman paladino, que el gobierno ha decidido por fin dar relevancia a la Cultura y en vez de “ayudarla”, pasa ahora a exprimirla todo lo que puede. Que la Constitución defina la Cultura como un territorio que las administraciones deben velar, proteger  y cuidar para poder afirmar que estamos en un estado democrático, es secundario, hasta irrelevante. Que la consecuencia inmediata de que los impuestos de todos los productos culturales se incrementen en 13 puntos sea probablemente diezmar las salas de cine y teatro, y reducir el consumo de los valientes que queden a la mínima expresión, es otra minucia.

Estos responsables políticos y económicos tal vez sepan –tal vez- gestionar la bonanza, pero en nueve meses han demostrado ser incompetentes para gestionar las dificultades. Al menos para gestionarlas defendiendo a la mayoría. Porque gestionar las crisis hincando los dientes fiscales en el indefenso cuello de los ciudadanos y vampirizarlos, eso lo hace cualquier canalla sin imaginación. Sin perdón.

Segundo “temilla”. Cultura y lotería: esa extraña pareja. Va Rubalcaba y en un alarde de imaginación digno de mi sobrina pequeña propone compensar los efectos de la subida del IVA con la Lotería. Bien, pienso yo, al menos sabe que en otros países –la pérfida Albión sin ir más lejos (Inglaterra)-, una parte importante de la acción cultural pública se financia con el Sistema Nacional de Lotería. Este sí que es un viajado, un leído, me digo, a éste voy y le voto aunque no me guste demasiado ese aire astuto que tiene después de haber pasado por el interior de tantos ministerios. Pero, claro, el monte se niega a ser orégano en esta España nuestra, y cuando leo a fondo la noticia me pasmo y me repasmo. Pásmense ustedes conmigo: lo que propone el cántabro que encabeza el think tank del PSOE es que los premiados –agraciados, les llaman: vaya gracia- paguen más impuestos de sus premios. Claro, como el gordo suele caerle a Mario Conde y gente así, y nunca nunca cae repartido entre humildes ciudadanos de a décimo, pues ese rico las va a pagar todas en una. A estos políticos gugu tata, perdónenme, no los vendíamos ni rebajados.

Tercer asuntejo: Recortes culturales en la periferia madrileña. El objetivo que concita el interés de nuestros gestores de la cosa política parece ser quién llega más lejos en recortar presupuestos y en gastar menos en servicios (claro, después de construir tanto piso inútil y vacío y tanta rotonda superflua e incordiona se les han acabado los posibles). Loca carrera en la que hay verdaderos líderes mundiales, qué digo mundiales, galácticos. A algunos de los astutos recortadores los mandas a Marte con la Curiosity y pone un chiringuito de arena. Jopé, si hubiera habido esta categoría en las pasadas olimpiadas, nos traemos tres o cuatro medallas de oro más: al recorte en prestaciones sociales, al recorte en sanidad, y al recorte en cultura…, esas seguras. Bueno, que me despisto. El caso es que el ayuntamiento madrileño, con ese digno y obsesivo deseo de reducir gasto, ha suprimido para el segundo semestre de este año todo el programa de proximidad cultural, ese que llevaba a los centros culturales de Madrid representaciones de teatro y danza y actuaciones musicales profesionales. Ese que acercaba la cultura de calidad a los barrios, ese que democratizaba la cultura. Por mail, a finales de julio y sin dar la cara. ¡Qué cara! Con un plumazo se han ahorrado la enorme y dispendiosa cantidad que ronda los trescientos cincuenta mil euracos por más de ciento veinte bolos (Sin tener en cuenta los datos de los bolos musicales). Un concejal opositor de nombre difícil de pronunciar dice que se gasta más el gobierno en seguridad en el Palacio de Cibeles, y que eso no está bien, que es fatal de los fatales para el ciudadano. Un quejica y un raro, eso es lo que es ese concejal, como su apellido.

Bueno, que ya ven ustedes como vuelve uno de este verano del que no ha podido irse del todo por miedo a que le robaran la empresa. Sí, robaran. Fíjense, el agua, la luz, el teléfono…, los hemos gastado, consumido en agosto, ¿verdad?, pues lo vamos a pagar como si lo hubiéramos hecho en septiembre, al nuevo IVA no al que lo consumimos. Ladrones, cuatreros del 3%, que miran hacia el cielo mientras silban haciéndose los despistados, el Sitio de Zaragoza. Lástima no les caiga un burro en la cara.

Alguno estará pensando: “Este Robert viene guerrero, no tiene una mala buena noticia que comentarnos”. Hay muchas, pero es que el tonillo del post de hoy no las pide. Pero suelto un par de ellas: El Museo Esteban Vicente consigue eludir el cierre temporal gracias a la intervención de un par de empresas. Ingeniería que sugiere posibilidades aplicables a otros lugares, a otros museos, a otros espacios de cultura y arte. Otra: en el Teatro Español preparan un programa de visitas guiadas. El interior del teatro mostrado en esplendor, dado a conocer a las audiencias, desarrollándolas, formándolas, compartiendo con ellas espacios y dichas.  También hablaremos de estas.

Los próximos post serán más serios. Pero es que todavía tengo arenilla en las orejas y juego en el baño con el cubo y la pala por las noches haciendo castillos. Se lo prometo que serán más sesudos. Por éstas.

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Anuario SGAE: datos duros… y oportunidades

El Anuario SGAE de las Artes Escénicas, Musicales y Audiovisuales es una herramienta imprescindible para conocer el estado del consumo cultural en España. Y hay que agradecer que a pesar de las dificultades, SGAE, Fundación Autor y el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, sigan apostando por conocer la realidad. Conocerla es la condición imprescindible para actuar sobre ella. Para cambiarla.

La presentación de los datos del último anuario SGAE, correspondiente a 2011, fue un rosario de pérdidas: de espectadores, de actividad, y en menor medida, que también, de ingresos. Antón Reixa, Antonio Onetti, Francisco Galindo… desgranaban algo tocados una situación para la que no estábamos preparados. Muchos años continuados de crecimiento nos hicieron pensar que la cultura y el arte empezaban a ocupar el puesto que les corresponde en una sociedad avanzada. Pero no: el desplome de la economía española –incomprensible arcano para mí todavía en sus detalles- ha arrastrado incluso a los sectores que iban bien. En la presentación se habló de la “Burbuja cultural” como si su crecimiento los últimos diez años hubiera sido ficticio, falso, hinchado. Pero no. El impulso de la creatividad, el desarrollo del tejido cultural y de las empresas que lo han hecho posible, su peso correspondiente en el PIB… no son un bluff. El retroceso es, simplemente, la explicitación de la dependencia de la cultura con respecto a la economía, y también respecto a las ayudas públicas. Cuando pensábamos que formaba parte del motor, la realidad nos ha venido a recordar que todavía entre nosotros es un aditamento estético del que prescindir cuando el hambre aprieta. Porque por estos lares, el hambre-hambre se relaciona más con el pan que con el alma.

Probablemente el inmediato futuro sería menos doloroso y difícil si hubiéramos hecho a tiempo algunos deberes que tienen que ver con el desarrollo de las audiencias y la fidelización de los públicos del arte. Hoy esas tareas pasan a estar relacionadas con la supervivencia misma del sector. Hoy el seducir a nuevos públicos, desarrollar las audiencias de la creación, hacer que quienes van repitan más veces y además entreguen de buen grado su lealtad a las organizaciones culturales, son objetivos estratégicos. En los próximos tiempos muchas organizaciones tal vez desaparezcan o comprueben la ausencia de razones para ser. Lo importante es que cuando el arte y la cultura española salgan de esta situación, los públicos sean más y más fieles. Porque lo que debemos conseguir es que las gentes –muchas y nuevas gentes- sientan que la cultura les acompaña en este tramo duro de sus vidas, con calidad y buen hacer. Que con alimento espiritual del bueno las penas son menos y el futuro más cercano. Es una nueva oportunidad que no podemos desaprovechar.

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Viva España: cuestión de ánimo y de ánima

Ni hace cinco años nuestro país, su economía, la banca o la cultura eran la bomba (y los lugareños los reyes del mambo), ni ahora –mucho menos- es un país del que avergonzarse (y sus moradores unos mangurrinos).

Quienes tienen más de treinta años saben que España ha dado la vuelta tras decenios de ostracismo, falta de libertad y cutrerío producido por el régimen franquista. Con mucho esfuerzo -y con ayuda europea también, sí-, hoy es un país bien comunicado, presente en la política internacional y en la economía mundial, ejemplo para muchos países que quieren alcanzar la democracia en paz, con un buen sistema sanitario, un digno nivel de vida y un respetable, aunque bajo todavía, consumo cultural. El crecimiento acelerado produjo también miserias de varios tipos, entre ellas las provocadas por la codicia rapaz, por el triunfo rápido, por el ladrillo desdichado, por el político alicorto, por el banquero ladrón.

Pero los españoles hemos de estar orgullosos de serlo –no de nuestros defectos- y estar prestos a trabajar duro para salir de este charco que aunque la gente normal no ha provocado, ha contribuido por dejadez y contagio a que se produjera. Necesitamos aunar esfuerzos, ser conscientes de la relevancia de tantas y tantas cosas que nos dan valor diferencial: la historia, la lengua, numerosas empresas, el lugar en el mundo, la cultura y el arte, la capacidad de acoger turismo, un modo de vivir, por qué no… Y trabajar en lo que cada uno tenemos más cerca para hacerlo cada día mejor, con la máxima ambición de contribuir colectivamente a salir del marasmo. También ejerciendo solidaridad con los que, cerca, sufren, compartiendo el pan y la sal, que es momento de hacerlo. Con la decisión de que aprendamos de los errores pasados y pasemos cuentas a políticos, banqueros o empresarios desaprensivos y elijamos mejor cuando tengamos que hacerlo.

Todos, particularmente quienes trabajamos en el mundo de la cultura, que tanto contribuye a la especificidad de “ser” y “hacer” España, hemos de aportar ese valor contributivo. Todos debemos ser conscientes de que en los próximos años nos jugamos el orgullo sano, ese motorcito imprescindible para llevar los ojos al horizonte, no al suelo. No rendirnos, aunque cobremos menos, aunque perdamos el trabajo, aunque comamos peor, aunque las vacaciones sean de ventilador… Rendir el ánimo, el espíritu, es la garantía de alargar indefectiblemente el dolor y la recuperación. No tengo recetas; sugiero ánimo, ánima.

Ellos hablan de la “marca” España como si fueran vendedores de crecepelo. Nosotros, cada uno a su medida, hemos de hacerla. Simplemente.

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