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Mucho más que teatro joven. Mucho más que Coca-Cola

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Unos compases de violín que inexplicablemente descubren en nosotros emociones imprevistas; unos versos de Neruda que devuelven a la memoria vívidamente amores, tal vez perdidos, tal vez recién hallados; unas frases de Shakespeare que nos ayudan a definir pasiones humanas y a entenderlas; un cuadro de Klimt, de Leonardo o de Goya que son ventanas abiertas a mundos imaginados; una interpretación del Cyrano que nos alinea con los planetas del orgullo y la humildad con una leve mirada a una luna pintada… Estas y otras muchas experiencias artísticas no están al alcance de todos…, todavía. Pero todos y cada uno de cuantos formamos parte del género humano estamos dotados para ese contacto inefable, para gozar y descubrir en concretos momentos territorios que solo el arte transita. El hecho cierto de que estamos dotados también para crear maldad y horror hace todavía más importante el arte.

Es verdad que la felicidad no depende del nivel del contacto con el arte. En el mundo y en su historia millones de personas han conocido el amor y la alegría sin leer, disfrutar de un cuadro, o asistir a un concierto o una obra de teatro. Pero también es cierto que hay cosas que existen en el mundo, que solamente se pueden entender y vivir en todas sus dimensiones desde el arte: la belleza sobrevenida, el llanto sin razón aparente, la comprensión de un arcano que nos atenazaba…, quedan develados en ese momento inefable, que, como dice el verso de Lope, “quien lo probó lo sabe”.

Estos días se celebra la Semana del Teatro Joven y un centenar de ellos traen a Madrid cuatro obras selectas, las que un competente Jurado Nacional ha destacado sobre las 338 presentadas, récord de su historia. Cien jóvenes que representan a muchos miles que, además de atender a sus tareas habituales, han ensayado durante meses, en equipo, han memorizando papeles y entrando en la piel de personajes lejanos a ellos…, y luego han representado las obras ante miles y miles de espectadores. Probablemente, además, han descubierto rincones propios que desconocían y que les ayudarán en la vida. Estos días, también, un puñado de profesores, en nombre y razón de muchos cientos de ellos que impulsan en silencio el teatro de base, están en Madrid en el Campus Coca-Cola de Teatro Joven.

Más allá de la relación beneficiosa entre una marca comercial y el teatro juvenil en el que las partes dan y reciben, la colaboración tiene la importancia decisiva de acercar el arte a las personas, proponerles una herramienta diferente, específica y especial para mirar el mundo y entenderlo algo mejor.

Se dice muchas veces que el arte cambia a las personas y que solo por ello merece ser vivido, y por ello solo merece el apoyo de instituciones y empresas. No sé si cambia a las personas. Lo que sé es que ofrece la oportunidad de que las personas vivan experiencias, emociones, situaciones…, en las que el cambio es posible porque el lugar desde el que miras, el lugar desde el que te ves a ti mismo, es simplemente distinto.

Gloria y loor a jóvenes teatreros y profesores entregados; gloria y loor a las instituciones que apoyan estos Premios “Buero” de Teatro Joven; gloria y loor a Coca-Cola por hacerlos posibles, y al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte por su colaboración. Toda gran transformación parte de uno o varios pequeños cambios. Miles de jóvenes lo intentan cada día haciendo del teatro una palanca guapa. Y encima se divierten. Y encima, divierten a un montón de gente.

Lo dicho, mucho más que teatro. Mucho más que un refresco.

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¡¡¡¡Cuánto queda por hacer!!!!!

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Los años de crisis que el sufrido pueblo lleva a sus dobladas espaldas, han sido en Madrid algo peores: la enorme deuda acumulada por la faraónica era Gallardón, suponía tal agujero en las cuentas públicas que en un alarde de originalidad a los regidores se les ocurrió… lo de siempre para intentar taparlo: gastar menos y cobrar más. Es decir, más impuestos –en forma de incremento de los existentes y de multas y atracos varios- y menos gastos –en forma de peores y menores servicios-. En consecuencia, el empeoramiento drástico de la calidad de vida ciudadana estaba servido, mal servido.

A ello se ha unido estrechamente el hecho de que las empresas contratadas por el ayuntamiento, para mantener e incluso incrementar sus beneficios de explotación, han prestado pésimos servicios y empeorado de paso la situación laboral de tantos y tantos contratados. Empresarios vulgares e insolidarios que ven la crisis como época de negocio y no de colaboración estratégica al servicio de los intereses colectivos.

Claro que, si hay que depurar responsabilidades, también hay que mirar a quien convocaba licitaciones sin imponer condiciones adecuadas al servicio público de que se trate, sin limitar los beneficios, y dejando ese campo al albur de la rapiña de contratistas voraces. No en vano este tipo de cosas ha hecho crecer la brecha entre ricos y pobres en nuestra España en estos pocos y largos años de crisis.

Ya, ya sé que lo que digo tiene múltiples expresiones, y que cuanto más te alejas del centro de la ciudad más se perciben los efectos más crueles, la necesidad, la desesperanza, el desamparo de los “desheredados”; y que viendo eso lo que voy a decir suena casi como un chiste, pero es la pequeña aportación a la reflexión desde alguien del mundo cultural, así que pido disculpas por la cierta unilateralidad. Veo mi ciudad sucia, porque cuando antes pasaban los “basureros” dos y tres veces por semana, ahora pasan una; veo los centros culturales dotados de un mínimo presupuesto de inversión, que tiene claras consecuencias en la perdida de calidad del servicio cultural; veo a Madrid con unos ciudadanos que han perdido aceleradamente el orgullo de vivir en su ciudad. Y esto último, precisamente esto es el “núcleo del núcleo”, que diría el maestro sufí murciano Ib’n Arabí. Porque para salir de este marasmo y mirar hacia los enormes retos que nos impone salir de la crisis en Madrid es imprescindible que todos los ciudadanos saquemos fuerzas de donde sea, apretemos los dientes y tiremos hacia adelante.

Miro, también, a nuestro nuevo equipo de gobierno municipal y no consigo espantar de mí los temores de que les supere la ingente tarea que tienen por delante para dar la vuelta al calcetín. Las respuestas a los ataques inmisericordes en sus primeros días de gobierno ilustran inconsistencia. Desgraciadamente. Siempre he pensado que descabalgar a quien gobierna es relativamente fácil: basta que la acumulación de errores del contrario desate las iras de los humildes y los una los suficiente para que su empujón derribe al mal gobernante. Siempre he defendido que lo verdaderamente difícil, lo que rarísimas veces en la historia del mundo se ha logrado, es construir algo hermoso a continuación. Para eso hay que tener sabiduría, paciencia, capacidad de agrupar y no de dividir, realismo…, saber hacia dónde se va.

Les deseo de corazón a los gobernantes suerte en ese empeño, si lo tienen; y a los gobernados nos deseo capacidad de ver pronto, cuanto antes, si van o no en la buena dirección. Para decírselo y recordarles si no cuál es la buena.

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Eduardo Galeano: poeta del bien común

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Un mensaje canalla y mentiroso en mi móvil dice que Eduardo Galeano acaba de morir en su querido Montevideo a los 74 años. No es verdad.

Galeano es un escritor de mandíbula seria y enhiesta frente al mal, de mirada clara y herida, de entrecejo fruncido por el dolor propio y el ajeno, y de alma sensible, limpia y despejada, como su propia frente. He leído muchas veces su obra, sus obras, como lo han hecho tantos otros sensibles al sufrimiento de América Latina y de los agraviados y nadies del mundo en los últimos cincuenta años. Ha construido un arsenal de palabras que como balas de tinta atacan el corazón de los malos, los poderosos, los que no sufren o creen no sufrir. Balas de tinta frente a balas de verdad. Fueguitos contra el frío.

Galeano es un poeta del bien común, o por decirlo con otras palabras, un creador de imágenes que estimulan lo bueno colectivo que hay en el ser humano, imágenes con las que te identificas y que te hacen creer en que estar de parte del bien de todos, es tu humilde contribución a hacer del mundo un lugar habitable, del que no avergonzarte.

Cada año nuestro Kit de supervivencia de elmuro recoge alguna de sus pequeñas historias, que beben de la narrativa mínima latinoamericana, y de la sencillez. Seguramente la destilación más serena de su pensamiento poético y político está en El Libro de los abrazos y en Memoria del fuego, aunque no sean los más conocidos. De este último reproducíamos un canto breve a la acción humilde, a la pequeña acción que “mancha” el mundo para bien: “Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable.”

Pues eso, que la noticia es mentira, que Eduardo Galeano sigue vivo.

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El Kit de supervivencia elmuro: enganchados a la vida

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La fiesta del Kit de supervivencia elmuro, que celebramos el lunes 15 de diciembre en el teatro Arlequín-Gran Vía, fue una celebración del regalo y las palabras bellas. Un rito colectivo en el que el amor al arte se convirtió casi en obscenidad buena. Y también un espectáculo al fin, dirigido este año por Eduardo Bazo, con Gustavo Pérez a los mandos técnicos. Celebrábamos el comienzo de una celebración muy importante para elmuro: sus veinte años de vida que se celebran en 2015 y que traerán muchas novedades.

Más de doscientas personas reunidas para recibir el Kit de supervivencia y para participar leyendo o aplaudiendo las actuaciones. Abrió la parte artística la última producción de Teatro del Alma, Ana el 11 de marzo, de Paloma Pedrero, presente con un monólogo actuado magistralmente, por María José Alfonso, a la que daba pie Ana Peinado. Y luego las chicas del grupo juvenil de teatro Demikó, de los Premios “Buero” de Teatro Joven, trasladando energía y alegría a raudales; y Raúl Barrio y Gloria Londoño, con “O mio Babbino caro” de Puccini. Un hallazgo muy aplaudido fue el de convertir las lecturas tras cada actuación en sesión de terapia colectiva de enganchados a la cultura, con Jacinto Bobo como conductor: “Soy Ruth Gabriel y llevo seis cuartos de hora sin leer un poema”, rezaba antes de leer. “Te queremos Ruth”, rugía el patio de butacas. Y Ruth leía esta vez unos versos de su madre, la llena de poesía Ana Rossetti. “Gracias Ruth”, terminaban los presentes en colectivo. Y seguía luego una nueva actuación que ayudaba a presentar y hacer balance de las cosas hechas por elmuro este 2014 que acaba.

Allí estaban dando su voz Luis del Val, Paloma Pedrero, Carmen Ruiz, Ruth Gabriel, Ángeles Martín, José Carlos Illanes, Pedro Antonio García, Abigail Tomey; y otros muchísimos amigos y amigas que no leyeron porque no da tiempo y el catering aprieta: José Usandizaga y Tiago Lima de Coca-Cola, Antonio León de Quid Quid, David Torrejón, de Anuncios, Lola Rúa y Elena Lube, de Efémera, recientísimas ganadoras del premio Emprendedora Madrid, Paco Tomey y María Teresa Senso, Cristina Suárez, Manuel Galiana, Salvador Sanz, Natalia Huarte, Gonzala Martín, Salbi Senante, Teresa Valentín de Guindalera, Santiago Fajardo, José María Cámara, Luis Moreno, con los compañeros de FESCIGU, Ana Buñuel y Ángel Luis Pérez del Ayuntamiento, los periodistas Rafa Esteban, Juan Ignacio García Garzón, Marga Gallego, y Óscar González, Irina Kouberskaya de Tribueñe, … y otros amigos colaboradores: Andoni Lopategui, Ignacio Evangelista, Pilar Rodríguez, Luis Lamadrid, Javier Ortiz, Chema Rodríguez, nuestros “socios” de Mancort, Chema Ciarreta… En fin, legión (perdón a quienes no cito). Como legión fueron los que no pudieron estar, que fue un lunes de feroz competencia con muchas convocatorias navideñas. Candela Muro Pedrero, que cada día que pasa se hace más lista y madura, me hizo la mejor de las críticas: “me hubiera gustado que pudiéramos leer más gente, como cuando lo hacíamos en la oficina”.

Para cuantos trabajamos en elmuro es una jornada de encuentro en el que mostramos lo que somos dando, que finalmente es eso lo que permite que reconozcamos nuestra personalidad diferencial. Y recibiendo. Porque como dije al final, en el cierre: somos lo que damos, somos el Kit, somos vosotros.

Gracias de corazón a todos cuantos nos acompañaron. Pronto más, que estos veinte años los vamos a celebrar con novedades compartidas. La primera el cambio de nuestro logotipo: un muro que invita a escribir, a mancharlo de deseos y de sueños.

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El KIT de supervivencia elmuro. 20 años ya

Imagen Kits Supervivencia

El Kit de supervivencia es una de las señas de identidad de elmuro, con la que queremos dar algo de calor y belleza a las almas de los amigos que lo leen.

El Kit es una pequeña carpeta con pensamientos, poemas, fragmentos literarios y este año, hasta dibujos. Un librito con casi cincuenta páginas de buena compañía; y un Kit de bolsillo, y un caramelo, y una sorpresa… Todos distintos porque cada uno tiene el tacto de alguien de elmuro que lo ha manipulado y dibujado a mano. Y cincuenta voces, como cincuenta lamparitas de luz. desde el Epicteto o el papa Francisco, a Todorov, desde Llach y Bergamín hasta Adam Smith o Galeano, desde Ana Rossetti o Doris Lessing a Paloma Pedrero, sin faltar Pepe Mujica, Angelou, Aresti o Zambrano.

El próximo lunes, 15 de diciembre, a partir de las 20:00 horas, lo presentamos en sociedad, en el Teatro Arlequín, y todas las personas que vengan podrán llevárselo como regalo, además de asistir a actuaciones que reflejan lo que hemos hecho durante este año, y de leer en voz alta su contenido desde el escenario del Arlequín. Una tarde/noche entre amigos y amigas artistas, una noche con vino y rosas, y pinchitos y caramelos, y afecto y cosas buenas.

Este año es especial, verdaderamente especial, porque comenzamos a celebrar 20 años de actividad, así que si quienes nos conocen quieren congratularse con nosotros y pasar esa noche juntos, les recibiremos con abrazos y libritos.

Si te gusta las cosas sencillas y las palabras rellenas, puedes venir; si te apasionan los versos sueltos y las opiniones firmes; si prefieres tomar parte del arte más que verlo; si te gustan los muros para pintar cosas nuevas… no lo dudes. Te esperamos.

Ah, pero CONFIRMA que vienes para recibirte. Ya sabes, 667 987 937/ 91725 83 22 / info@elmuro.es

 

 

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Pequeñas empresas que patrocinan arte y cultura

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elmuro patrocina el Festival de Cine Solidario de Guadalajara, FESCIGU, como expresión del compromiso de una pequeña empresa, con el cine como arte.

Cuando hace un año iniciamos las tareas de asesoramiento y consultoría para el festival a través de nuestro programa “By the face” (gratuito), ni de lejos preveíamos que acabaríamos aportando financiación, y que además, como parte del patrocinio, produciríamos la gala de entrega de premios.

A menudo la calidad del trabajo artístico de las organizaciones no tiene nada que ver con la calidad de su trabajo organizativo, ni con su cualificación como instrumentos de cambio cultural o/y social. A menudo, las organizaciones disfrutan más creando contenidos que con la forma de hacerlos llegar a sus destinatarios, lo que al final de la escapada conduce tan a menudo a muertes por autismo y aislamiento. FESCIGU era, es, un ejemplo de organizaciones con excelentes proyectos y realidades, que precisan centrar sus esfuerzos en la propia organización. Porque sin organizaciones sostenibles no hay proyectos sostenibles. Los ensayos, la realización de una película, la programación de una exposición…, son tareas aparentemente más inspiradoras que la comunicación, la búsqueda de financiación, la gestión presupuestaria o la captación de nuevos socios. Pero no menos necesarias. Las organizaciones “apolíneas” son aquellas que destinan recursos y esfuerzos materiales y humanos al arte en la adecuada proporción a los que destina a su propia sostenibilidad y crecimiento.

Y para contribuir a ese desarrollo están organizaciones como la nuestra, como Asimétrica, como tantas otras que van acumulando experiencia para otros y que, además, sienten y deciden que su modelo empresarial debe incluir no solamente el beneficio propio, sino la colaboración con quienes lo precisen, si es posible materialmente.

elmuro ha optado desde hace mucho tiempo por asumir compromisos empresariales con organizaciones que lo necesitan: ACNUR, la asociación Caídos del Cielo.ONG, y ahora FESCIGU. Ahí se inscribe también el programa de consultoría gratuita para organizaciones culturales, y la defensa pública de límites en los beneficios de las empresas que trabajan en los servicios públicos, y en especial en cultura.

No sé cuál será la evaluación final del patrocinio y el apoyo a FESCIGU. Sé que hasta aquí, con los inevitables problemas de reunir a dos organizaciones de diferente trayectoria y objetivos, hemos aprendido mucho y hemos contribuido a que un excelente festival se relacione mejor con su entorno. En realidad, esta experiencia se ha convertido en un hermoso ejemplo de confluencia de patrocinios públicos y privados: el Ayuntamiento de Guadalajara, principal patrocinador, aporta financiación y cede el teatro Buero Vallejo como espacio central de exhibición, y muchos pequeños patrocinadores, como por ejemplo AC Hotels, proporcionan el tan necesario patrocinio en especie. Esa confluencia, esa generación de energías y multiplicación de sinergias colectivas, es la que en perspectiva de futuro aparece como una buena fórmula viabilizadora de proyectos artísticos.

Seguro que vuelvo sobre el tema.

 

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Kit de Supervivencia elmuro, un guiño a la vida

Presentación Kit de Supervivencia 2014

Más de un mes sin escribir un post es tiempo suficiente como para dar explicaciones. Ahí va lo que me ha ocupado: El último tramo de Madrid Activa, el programa de proximidad cultural que el Ayuntamiento de Madrid encargó a elmuro, supuso un sprint final; luego un viaje a Nueva York, del que hay mucho que contar; y justo a la vuelta, el pasado 17 de diciembre, la Fiesta de presentación del Kit de Supervivencia para 2014 que este año se hacía en un teatro, El Sol de York. De todas ellas se me quedan cosas para próximas entradas. Pero cerraré el blog este año con el asunto del Kit.

Lo sacábamos por primera vez de nuestros locales y lo llevábamos a un teatro, con lo que nos obligábamos al equipo de elmuro a dar más, un poco más: actuaciones de Elzurdo, Silvia Marsó, Karmele Aranburu, del grupo de teatro joven Guinotillas, sabiamente dirigido por Pilar Rodríguez, del grupo de intérpretes de la recién estrenada Magia Café, de Paloma Pedrero, y los Caídos del Cielo, con Esperanza Pedreño a la cabeza; Raúl Barrio, Gloria Londoño y Ana María Hidalgo interpretando el Dueto de las Flores de Lakmè, de Delibes… Y Pepe Viyuela, Natalia Huarte, Ana Marzoa, Tito Asorey e Iñaki Miramón leyendo, y Abigail Tomey presentando… y los patrocinadores aportando productos: Serge Defeix, de Lotus, sus galletitas, Absolut sus combinados con Nordic, la tónica de Coca-Cola… Iván Santacruz entreteniendo con sus magias a los pequeños; Javier Ortiz vigilando que su Sol de York estuviera en las mejores condiciones para el encuentro. Hasta Marcos de Quinto aportó dos tarros de la miel que él mismo elabora para ser degustada, junto al inevitable jamón ibérico de estas fechas y de los platos que habían preparado en sus casas los chicos y chicas de elmuro. Y a Nacho García Garzón, Pedro Antonio García, Carlota Álvarez Basso, Luis del Val, Alfonso Albacete, Ana Rossetti, Eduado Bazo y Jacinto Bobo,  Ana Buñuel, Salvador Sanz…, entre otros muchos nombres que no caben en esta escueta narración. La fiesta del Kit de este año fue un éxito gracias a los que asistieron y a la energía colectiva que nos habitó a todos.

Y lo más importante, esas cerca de doscientas personas compartiendo con nosotros la filosofía que nos mueve como empresa y como grupo humano que es soporte de creaciones artísticas y de un nuevo modelo de gestión. Un modelo que tiene en su centro de atención al ciudadano, incluso más allá que como espectador y más allá del propio cliente que nos contrata.

Porque el Kit de supervivencia es la expresión de cómo entiende elmuro, humildemente, su pequeño papel: esforzarse en dar, en hacer las cosas con la máxima entrega y calidad, aportar la máxima belleza en un entorno en el que el recorte y la fealdad predominan y amenazan ahogar las flores. Sonreír en tiempos de cólera, aunque no sea precisamente su jefe el que lo sabe hacer mejor, lo de sonreír, digo. Ser piedra en la que descansar y no para lanzar.

Personalmente me emocionó escuchar conviviendo las cuatro lenguas en las que todos los nacidos en España han escuchado de sus madres las primeras palabras: gallego, euskera, catalán, español. No es fácil escucharlas juntas, pero allí estuvieron.

Ahora nos toca seguir. De vez en cuando echaremos mano de esos poemas, frases, relatos, para que nos acompañen el momento que elijamos. Si alguien lo necesita y no lo tiene, ya sabe, que nos lo pida, y al poco tiempo lo tendrá en sus manos.

Bueno, y la próxima semana más, y ya sobre Manhattan.

Ah, en este inusual post no puedo dejar de nombrar al equipo de elmuro, artífice real de la fiesta: Carmen Muñoz, Alicia Mena, Sol Rodríguez, la ausente Ivonne Varas, Irene Alonso, Carla Chávez y Jesús Briones en la coordinación. Y Andoni Lopategui, Jose Almanza, Ester Gombau…

En fin, lo dicho, mañana más.

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