Archivo de la etiqueta: SGAE

SGAE 1. La gestión: clara como el agua

Detrás de todo lo relacionado con SGAE en estos ultimísimos tiempos, está no solamente el grave problema de la opacidad en su gestión y la necesidad de refundarla sobre criterios de transparencia; también está –y parece mentira que haya que recordarlo- la cuestión de los derechos del creador y la del acceso libre a la cultura. Mucho, muchísimo tomate para un  post. Sobre todo cuando el anterior ha dado tanto que hablar, bueno, que escribir. Así que los voy numerando a ver si en esta semana podemos al menos tratarlos sumariamente. Empiezo por el primero.

El origen de la bomba que estalló hace apenas diez días en la Cultura española –la detención de algunos dirigentes de SGAE– es bastante lejano y complejo. Tiene que ver con un modelo de gestión en el que los propios socios carecen de la información adecuada para opinar y controlar a los cargos directivos que ellos mismos han elegido: documentos muy especializados y técnicos que la inmensa mayoría de los socios es incapaz de desbrozar. También tiene mucho que ver un organigrama ejecutivo, un entramado de  cargos profesionales que rinden cuentas a sus superiores, no a los socios. Es cierto que ese funcionamiento –muy cercano al de una gran empresa- ha posibilitado un incremento de los beneficios de la gestión de derechos de autor, pero, al mismo tiempo, se ha alejado de los socios y, sobre todo, de la filosofía de organización sin ánimo de lucro con la que nació.

El resultado es una organización que hoy es percibida por la sociedad y lo que es más trascendente, por sus socios, como carente de transparencia. Un problema que, por cierto, afecta a casi todas las áreas de actividad pública y privada en nuestro país.

Esa, precisamente, es la principal clave que no debe olvidar ni el actual equipo directivo, ni los gestores coyunturales, ni mucho menos los socios. La transparencia no es un desiderátum, es un objetivo estratégico que exige normas, mecanismos concretos, y un estilo, un modelo determinado de funcionamiento. La previsible reducción de los beneficios, y la mayor lentitud en el funcionamiento de SGAE que la implantación de normas estrictas de transparencia traerá consigo, tienen la ventaja inconmensurable de conjurar la opacidad en la que tantos males crecen.

3 comentarios

Archivado bajo polémica

Por el bien de los creadores

Nunca había empezado tantas veces un post ni había desechado tantos ya escritos sobre el mismo asunto. Y es que con el de la investigación abierta a SGAE saltan temas asociados a docenas, y resulta casi imposible centrarse  en uno de ellos. Son tantos los daños colaterales…  Pero lo intentaré.

La dirección de SGAE lo ha tenido que hacer muy mal durante mucho tiempo para que la figura de los autores esté por los suelos y resulte tan fácil y gratificante socialmente defraudar sus derechos. El incremento de su poder económico ha evolucionado en proporción inversa al de su valoración social. La entidad encargada de recaudar el fruto del trabajo de los creadores, de los autores, está desprestigiada y su labor confundida precisamente con la de quienes la denigran. Muchos de los que no pagan a los creadores, de los que defraudan la ley, de los que sustraen sus derechos económicos, acusan sin embargo a SGAE de ladrones. Ver para creer. Pero sería injusto echar balones fuera y acusar sin más a las gentes. Sin duda la directiva de SGAE, con Teddy Bautista a la cabeza, tiene una evidente responsabilidad en la pérdida del prestigio acumulado en los años iniciales de su mandato, aquellos en que colocó a la sociedad de gestión entre las más modernas del mundo

No sé qué quedará de la graves  acusaciones a los directivos de SGAE –administración fraudulenta, apropiación indebida, delitos societarios…- tal vez poco, a tenor de lo que suele ocurrir en nuestro país con los procesos judiciales con trasfondo económico. Pero hoy, el ciclo parece que está agotado porque la gestión de cualquier empresa o institución se asienta sobre la confianza, y ésta se ha resquebrajado brutalmente. Los propios resultados de las elecciones internas daban cuenta de una brecha entre socios que no debería existir en una sociedad de gestión.

Por eso parece que lo más adecuado es repensar SGAE, renovarla, refundarla sobre criterios unificadores y sobre personas intactas. Sin mirar atrás, para no convertirnos en estatuas de sal, para evitar la maldición de Lot. Por el bien de los creadores.

13 comentarios

Archivado bajo polémica

Teddy Bautista y SGAE: ¿cambios de fondo?

Hace unos días Teddy Bautista, a quien aprecio como intelectual siempre abierto a novedades, presentó algunos cambios notables en SGAE, expresados como compromisos públicos. Y ya se sabe que sobre compromisos públicos es mucho más fácil reclamar y establecer seguimientos. Menciono aquí los que en mi opinión son más relevantes por tener valor estratégico. Entre estos cambios, SGAE se compromete a nombrar a un Defensor del cliente para agilizar quejas, reclamaciones o propuestas; a informar con transparencia de los sistemas de reparto de derechos; a la aprobación de un Código de Buenas Practicas en la relación con los usuarios del repertorio, y una mayor apertura de su red ARTERIA a los socios.

En el punto octavo se compromete a reducir su presión sobre los consumidores a través de internet, y a centrar sus esfuerzos en la formación y la educación acerca de los derechos de autor. Era éste el punto más urgente, actual y necesario y el que resulta más débil del Decálogo, porque sigue sin expresar que se ha entendido a fondo que el actual modelo de relación entre el autor/creador de contenidos y el consumidor de cultura a través de la red ha dinamitado el modelo anterior. Y con ello, probablemente las formas de pago por el consumo cultural, imprescindibles para el creador, pero que hoy ya deben ser diferentes. Todo debe ser replanteado sin que nada sea sagrado, salvo el principio de que todo creador ha de ser remunerado por su trabajo, si esa es su elección. SGAE, está obligada a liderar una reflexión innovadora sobre ello, porque si no los vientos de hoy serán vendaval dentro de muy poco tiempo.

Por cierto, que en este sentido se me antoja que, una vez más, la solución encontrada in extremis por los partidos políticos para salvar la llamada Ley Sinde, es un remedio temporal, tirando a chapucero, que no va a dar respuesta a los problemas planteados por esta cuestión en España. Porque no va al fondo: Internet no debe ser abordado con miedos y políticas de represión en su papel de distribuidor de cultura, sino como un nuevo socio/herramienta que abre la cultura a la sociedad y que debe generar mecanismos específicos y diferentes de pago para los creadores. Así que volveremos con más sosiego sobre ello en los próximos días.

 

(no os olvidéis de suscribiros al blog, es muy fácil, sólo tenéis que escribir vuestro mail donde pone “Suscríbete”, en la columna de la derecha, y recibiréis un aviso con cada nuevo post)

6 comentarios

Archivado bajo polémica, Políticas culturales