Detrás de todo lo relacionado con SGAE en estos ultimísimos tiempos, está no solamente el grave problema de la opacidad en su gestión y la necesidad de refundarla sobre criterios de transparencia; también está –y parece mentira que haya que recordarlo- la cuestión de los derechos del creador y la del acceso libre a la cultura. Mucho, muchísimo tomate para un post. Sobre todo cuando el anterior ha dado tanto que hablar, bueno, que escribir. Así que los voy numerando a ver si en esta semana podemos al menos tratarlos sumariamente. Empiezo por el primero.
El origen de la bomba que estalló hace apenas diez días en la Cultura española –la detención de algunos dirigentes de SGAE– es bastante lejano y complejo. Tiene que ver con un modelo de gestión en el que los propios socios carecen de la información adecuada para opinar y controlar a los cargos directivos que ellos mismos han elegido: documentos muy especializados y técnicos que la inmensa mayoría de los socios es incapaz de desbrozar. También tiene mucho que ver un organigrama ejecutivo, un entramado de cargos profesionales que rinden cuentas a sus superiores, no a los socios. Es cierto que ese funcionamiento –muy cercano al de una gran empresa- ha posibilitado un incremento de los beneficios de la gestión de derechos de autor, pero, al mismo tiempo, se ha alejado de los socios y, sobre todo, de la filosofía de organización sin ánimo de lucro con la que nació.
El resultado es una organización que hoy es percibida por la sociedad y lo que es más trascendente, por sus socios, como carente de transparencia. Un problema que, por cierto, afecta a casi todas las áreas de actividad pública y privada en nuestro país.
Esa, precisamente, es la principal clave que no debe olvidar ni el actual equipo directivo, ni los gestores coyunturales, ni mucho menos los socios. La transparencia no es un desiderátum, es un objetivo estratégico que exige normas, mecanismos concretos, y un estilo, un modelo determinado de funcionamiento. La previsible reducción de los beneficios, y la mayor lentitud en el funcionamiento de SGAE que la implantación de normas estrictas de transparencia traerá consigo, tienen la ventaja inconmensurable de conjurar la opacidad en la que tantos males crecen.
el blog cultural de robert muro 
La gestión basada en la transparencia es algo que lleva años demandándose en el mundo empresarial. Es fundamental en los tiempos que vivimos, pero no por ello fácil ni exenta de inconvenientes. La pena es que, como bien has comentado en otras ocasiones, esa falta de transparencia se contagia con la actividad de la autoría en el imaginario popular.
La falta de transparencia forma parte de lo que llamamos «cultura organizativa»…una norma no escrita que es practicada en España por todo tipo de organizaciones, desde las públicas a las privadas, las grandes, las pequeñas..las comerciales, las no lucrativas…en todo caso «reportamos» a nuestros superiores…nunca a la sociedad, a los usuarios, los clientes…es una gestión muy deficiente del ámbito interno…¿quién paga las consecuencias? a veces solo los trabajadores que tienen que hacer cosas de las que se enteran «por la prensa»!! habitual en la administración cultural…pero tb en la empresa cultural…forma parte de esa «cultura organizativa»…
Otro tema, aquí me parece relevante, es la tendencia monopolística…arraigada en España, ya que durante los «forrenta» años de dictadura se construyeron grandes monopolios y ha calado fuerte. A veces cuando voy de Valladolid a Madrid en bus pienso…si hay 40 frecuencias de buses ¿tienen que ser todos los recorridos de la misma empresa? ¿no podría hacerse un 60/40 en dos empresas para que los usuarios eligiésemos un trato, un precio..distinto?…es que comparas precios de tarifas telefónicas y casi todo coincide..lo mismo que en las gasolineras!!! con la Sgae, en mi opinión, no se ha sabido -¿querido?-romper ese monopolio…hay recaudaciones que no se parecen nada: directo/audiovisual…¿no se podría haber hecho un doble o triple organismo recaudador de los derechos de autor?…y comparar!!! busque, compare..y si encuentra algo mejor,,,está inventado!!! El ministerio de cultura debe entender de la cultura «del directo»…de la industria cultural –serialización, retransmisión- debe entender «INDUSTRIA»…las teles, radio, telefónicas, etc..están bajo su paraguas legislativo…pero no…todo en el Ministerio de Cultura..un error…y lo estamos pagando. Primero acabemos con los monopolios..a ver qué pasa…luego «matemos al culpable» – por supuesto en sentido simbólico- pero arreglemos antes el problema!!!!
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